
Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma.
Luis Cernuda.
Tengo mis ventanas abiertas a la noche
como tuve mis ojos abiertos a la vida
tratando de orientarme, náufrago inesperado,
en este ámbito trivial de mi cuerpo envejecido.
Navego por las líneas de mis manos
hacia los mares insondables del recuerdo
encontrando coordenadas, como heridas,
inéditos puntos cardinales, como besos.
Ya no está aquel puerto de partida
pero sí el incierto y fatal de la arribada;
inexperto, muchas islas dejé sin visitar
aunque plácidas se me mostraron sus playas.
Mi vida está abierta ahora a la noche que me aguarda
y mis ojos, ya en silencio, no renuncian a otro encuentro.
Busco a tientas, pues ciego estoy de buscar la claridad,
el rumor de la mano amiga que intenta acariciarme.
Qué lejanas están las estrellas y los tiempos,
qué lejanas las palabras: apenas quedan sus ecos.
Qué denso el sueño mineral donde navego
y qué leves son los vientos.
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