miércoles, 26 de enero de 2011

HACIA TÍ



Cuando los ciegos caminos de la noche

se encienden bruscamente, como ojos o libélulas,

conozco entonces, de repente,

la heladas dimensiones de tu ausencia.


Marcados en el polvo de otras huellas,

firmes como rocas nacidas de las hojas vespertinas,

son mis pasos como llagas de alguien que nos separa.


Antes tú; ahora el vacío.

Y entre ambos un camino pavoroso

con dos márgenes como en llamas.


De mi noche a la vida fuiste víacrucis,

como ahora lo sería tu voz truncada.

Te recorrí y morí mis tres caídas

tras la sonoridad candorosa de tus pasos.


Al final de este camino, nocturno, deshabitado,

tú, pequeño gólgota, me esperas,

como luna o cuchilla deshojada.

Tú y tu cruz no mancillada.









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