Los mirlos desfallecían bajo el peso
de las nubes.
Su lento deslizar sobre los trinos
como agua
Era la música de un tiempo ausente de
primaveras.
En el fondo recóndito y oscuro
de la sala de aquel cinematógrafo
También Ofelia se deslizaba entre nenúfares
en el turbio río de sus propias lágrimas.
Pero yo prefiero el óxido al llanto,
el óxido que agarrota nuestras manos
Tu mano bajo la mía,
como metálicas raíces.
Como dardos despuntados.
Como arados que ya bebieron sus surcos.
Manos como mirlos, desfallecidos
bajo el peso sus nubes
Preñadas de trinos muertos.
Manos, nuestras manos.
de las nubes.
Su lento deslizar sobre los trinos
como agua
Era la música de un tiempo ausente de
primaveras.
En el fondo recóndito y oscuro
de la sala de aquel cinematógrafo
También Ofelia se deslizaba entre nenúfares
en el turbio río de sus propias lágrimas.
Pero yo prefiero el óxido al llanto,
el óxido que agarrota nuestras manos
Tu mano bajo la mía,
como metálicas raíces.
Como dardos despuntados.
Como arados que ya bebieron sus surcos.
Manos como mirlos, desfallecidos
bajo el peso sus nubes
Preñadas de trinos muertos.
Manos, nuestras manos.