martes, 25 de agosto de 2009

MANOS


Los mirlos desfallecían bajo el peso
de las nubes.

Su lento deslizar sobre los trinos
como agua

Era la música de un tiempo ausente de
primaveras.

En el fondo recóndito y oscuro
de la sala de aquel cinematógrafo

También Ofelia se deslizaba entre nenúfares
en el turbio río de sus propias lágrimas.

Pero yo prefiero el óxido al llanto,
el óxido que agarrota nuestras manos

Tu mano bajo la mía,
como metálicas raíces.

Como dardos despuntados.
Como arados que ya bebieron sus surcos.

Manos como mirlos, desfallecidos
bajo el peso sus nubes

Preñadas de trinos muertos.
Manos, nuestras manos.